Niños e inteligencia emocional
La inteligencia emocional no solo atiende a factores del currículo institucional de la escuela sino también al desarrollo interpersonal e intrapersonal, como parte motivacional del aprendizaje. Es que mirar a la persona en su contexto interno y externo es lo que permite a los docentes y estudiantes interactuar con efectividad en su preparación para el mundo real; aquel mundo que se recrea y crea permanentemente en las aulas sin muchas veces saber qué y para qué se hace.
Este interactuar debe ser consciente en nuestro autoconocimiento, en el manejo de las emociones propias y ajenas, en el motivarse y motivar a los demás, en el saber reconocer emociones ajenas y en el poder relacionarse con los demás.
Experiencia áulica sobre inteligencia emocional para desarrollar el autoconocimiento.
La promesa de realizar el viaje imaginario tenía a todos los niños inquietos, emocionados y con muchas expectativas.
El jueves por la mañana llegaron a la escuela con sus almohadones bajo el brazo…algunos vinieron preparados como para un campamento (trajeron frazadas y almohadas) otros una simple alfombra para poder apoyar su cuerpo. Esperaron el momento de la experiencia con impaciencia preguntándome a cada rato: ¿Cuándo lo hacemos? Un grupo se abocó a preparar un cartel para colocar en la puerta, éste rezaba “NO MOLESTAR…estamos durmiendo”, en letras chuecas y desparejas.
Luego de tanta espera, dimos comienzo al “viaje”: les pedí que caminaran por la sala escuchando el latido de su corazón (no faltaron las risitas nerviosas y las miradas cómplices, los titubeos y los cachetes colorados), luego de que cada uno encontró “su espacio” les solicité que espiren varias veces con intensidad para enviar lejos toda la ansiedad y preocupación que podrían estar sintiendo.
De a poco y con mi indicación de respirar suavemente todos se fueron relajando… (La música Celta sonaba en el reproductor de CD), los rostros estaban distendidos y reflejaban paz y bienestar.
Comencé entonces a inducir una visualización…les requerí que imaginaran un paisaje con montañas y picos nevados, luego les pedí que imaginaran que eran un tronco de árbol…solicité que se conviertan en ése tronco de árbol, que vean su entorno… “sientan que son ese tronco de árbol”, y luego pregunté… ¿cómo se describirían? ¿Cómo es su existencia como árbol? Pedí que se pregunten y vivencien lo mismo siendo cabaña y siendo arroyo. Luego les solicité que vuelvan a su existencia aquí y ahora y que abran lentamente los ojos.
Sus caritas brillaban de luz…como si hubieran regresado de un largo viaje (algunos preferían seguir con los ojos cerrados) fui recorriéndoles uno a uno y tomando sus manos con suavidad para darles la bienvenida…luego espontáneamente comenzaron a hablar por turnos cada uno desde el lugar que había “viajado”.
Comentarios de lo niños (que solicité narren en primera persona y en presente)
ALUMNO 1: (con muchas energías) _ ¡Me encanta! Soy un tronco alto con una nariz como zanahoria y ojos huecos. Estoy cortado…los chicos trepan en mi para escapar…mis ramas son largas y se que creceré muy alto.
ALUMNO 2: (con suavidad) _Y yo, soy una cabaña. Tengo muchos almohadones de colores adentro y un hogar encendido en el comedor (al ver eso sentí un calorcito interno en el estómago) y tengo muebles que están desordenados por ahí. También soy árbol…tengo muchas manzanas verdes que cuelgan de mis ramas.
ALUMNO 3: (confundido) _Yo soy arroyo…alrededor mío todo es verde…hay muchas personas disfrutando de sus aguas tranquilas; también soy árbol… y me transformé en puente cuando me cortaron para que las personas crucen el arroyo.
Mi reflexión final
Cuando se nos pide que presentemos ante otras personas, lo que generalmente hacemos es decir una serie de tonterías. Damos nuestro nombre, título y matrícula…damos a conocer una serie de número y datos que alguna vez alguien sello a fuego en nuestro cerebro. Pero si hacemos un pequeño viaje como éste y se identifica con él, uno se presenta realmente, comparte su esencia, comienza a tomar contacto con quién realmente es. Yo pido simplemente que sean ese tronco, esa cabaña y ese arroyo…que se encuentren, que se miren y que puedan disfrutar tanto como lo hicieron niños de once años.
Otra cosa más antes de terminar, si encuentran cierto desagrado en su viaje, eso no quiere decir que va a estar atada a ese sentimiento toda su vida. Significa que tiene algo desagradable por resolver, algo que debe vivenciar con absoluto compromiso. Habitualmente evitamos lo desagradable y luego evitamos el hecho de que lo estamos evitando (“¿evitando yo?”). Alienamos de nuestras vidas todo lo que nos duele, esto es justamente el reverso de la ALIENACIÓN: LA IDENTIFICACIÓN. Todos pueden descubrir más por cuenta propia y decir como mis alumnos: ¡SEÑO! ¿CUÁNDO VIAJAMOS OTRA VEZ?
jueves, 3 de julio de 2008
Experiencia sobre inteligencia emocional
Publicado por Andrea Mucci en 14:49
Etiquetas: Experiencia
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