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miércoles, 11 de junio de 2008

Cómo actúa la aromaterapia en el cuerpo?

¿Cómo actúa la aromaterapia en el cuerpo?

Nuestros sentidos son dispositivos memorizadores que nos pueden llevar en el tiempo a un recuerdo de una época pasada. Cuando escuchamos una música, el sabor de una taza de chocolate, la visión de un paisaje imponente, tocar una tela de seda, el aroma de una flor cualquiera de estas cosas dan paso a que la memoria nos transporte a recuerdos de un lugar, una persona, un sentimiento, todo ello se produce a través de nuestros sentidos.
Uno de estos sentidos es el olfato, el esencial en la aromaterapia.

El olfato

Los aromas que aspiramos, nos motivan todos los días, nos pueden dar alegría o tristeza, rechazo, o placer, traernos lindos o malos recuerdos.
Un buen perfume nos hace sentir bien, con ganas de vivir. Por este motivo, cada vez son mas los científicos y laboratorios que investigan con dedicación la influencia de los olores sobre nuestros estados de ánimo y también el poder que ejercen en aspectos fundamentales de nuestra vida como las emociones, el deseo, el instinto.
Al inspirar, el aire que ingresa a nuestro cuerpo se halla acompañado de infinidad de partículas aromáticas. Si bien es cierto que muchas veces no percibimos los perfumes a los que estamos acostumbrados, estos siempre se hallan presentes.
Si observamos la evolución histórica del ser humano, el sentido del olfato resultó trascendental para la supervivencia, ya sea para percibir animales peligrosos o identificar los alimentos; incluso hoy en día recurrimos inicialmente al olfato para distinguir un alimento en buen estado, o si su sabor nos resulta agradable o no.
Sin embargo, en el presente, el olfato se ha degenerado y nuestra vida no depende exclusivamente de la nariz, aunque –inconscientemente- seguimos dirigidos por los olores que nos rodean: el aroma característico de nuestro hogar, del ser amado o de nuestro cuerpo, muchas veces no son diferenciados de otros perfumes, pero aun así estimulan nuestros sentidos (sensación de bienestar, de sosiego, de relajación). Por el contrario, las sustancias tóxicas producen olores desagradables, ácidos o cáusticos, y nuestra primer reacción ante ellos es taparnos la nariz, lagrimear o bien el reflejo de nausea. Este sistema de advertencia temprana nos protege de toxinas de manera refleja, sin que actúe la conciencia.-
En la historia de la medicina occidental, el aroma característico de una persona resultaba muy importante para el diagnóstico y muchos de esos casos quedaron registrados, por ejemplo, la presencia de tifus se manifestaba con un olor a pan recién horneado, la diabetes se detectaba por el fuerte olor a acetona que despedía en piel, orina y aliento o también decían con olor a frutas en su aliento; el sarampión olía a plumas de ganso recién arrancadas, la fiebre amarilla olía a carnicería, el reuma produce un olor “entre amargo y fuerte”, como dicen antiguos libros médicos.-
Hay estudios hechos en distintas Universidades de Estados Unidos, como el que a un grupo de ratones con cáncer que fueron sometidos además de los medicamentos, a ciertos olores vivió mas que el grupo que fue tratado únicamente con medicamentos. Otro estudio fue realizado con personas que estaban a dieta, ya sabemos que el olor de un alimento no solo abre el apetito sino que también estimula los jugos gástricos, en el caso de esas personas cuando se sentían tentadas a romper las dietas, se les hacía oler a través de tubos, distintos alimentos, y se comprobó que volvían a tener voluntad para no romper la dieta, ya que por medio del olfato, habían compensado el sabor y se sentían satisfechas.
En Filadelfia (EE.UU.), hay un laboratorio que se ocupa de investigar distintas relaciones entre los olores con respecto a sus efectos psicológicos en las personas. Algunos de los resultados indican que los niños hasta los cinco años no demuestran grandes preferencias en cuanto a aromas, otros; que las mujeres son más capaces naturalmente, a identificar distintos aromas que los hombres.
Anteriormente nombrábamos a las hormonas y se cree éstas y los olores, se estimulan recíprocamente, por lo tanto se dice que el olor del sudor (aunque no lo registremos), de otras mujeres con las cuales se convive, genere coincidencias de simultaneidad en sus períodos menstruales, o que el sudor del hombre regularice los ciclos menstruales de las mujeres.
Se da también, en como el bebé se tranquiliza cuando siente el olor de la mamá, y en el caso de algunos animales como el gato que marcan su territorio y marcan a su dueño refregando el hocico o el costado de su cabeza (en el cual se encuentran glándulas que producen hormonas), para señalar su pertenencia.

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