Meditación con Mandalas
Los mándalas se pueden usar en la meditación para dejar que sus formas y colores penetren en nuestro interior, y así, la energía que contienen (que está vinculada a su significado), recorra nuestro cuerpo y espíritu. Por ejemplo: un óvalo indica estabilidad y renacimiento. Si meditamos con un mándala con esta figura, dejamos que las cualidades de esta forma, la energía estable y de regeneración que posee, nos atraviesen. Un mándala puede hacer que revivamos emociones aletargadas desde hace mucho tiempo, que se activen nuevamente capacidades y habilidades que creíamos perdidas. Los mándalas son herramientas de trabajo porque revitalizan aquello que había quedado dormido, brindándonos medios para solucionar problemas. Despertar nuestro interior es, además, una forma de reunimos con lo esencial, que es lo primero que se pierde ante los embistes del estrés. La plenitud, la felicidad, la satisfacción: estas tres cuali dades son las primeras víctimas de la vida moderna, de las obligaciones, de las tensiones, de las preocupaciones. Y son las cualidades que los mándalas despiertan. En el budismo, los mándalas se consideran espacios sagrados de origen humano, cuya simple existencia recuerda a quien lo observa que existe un Universo lleno de energía, y que dentro de cada persona existe un potencial, que todos podemos poner fin al sufrimiento, que todos podemos lograr la Iluminación, que todos podemos descubrir lo Divino que reside en nuestro interior. Y si se pueden usar durante la meditación es porque son una conjunción perfecta de razón e instinto. Primero los creamos en forma instintiva, y al analizarnos racionalmente podemos diagnosticar nuestro estado espiritual. Luego, lo diseñamos racionalmente, para que en forma instintiva funcionen como un tratamiento espiritual. En ambos casos, conciliamos los dos hemisferios del cerebro, y por lo tanto todo mándala es perfecto, se ubica en perfecto equilibrio entre las polaridades del mundo. Un mándala es parte del equilibrio del Universo, lo representa y lo posee en su interior. Meditar con ellos es dejar que el balance cósmico penetre en nuestro espíritu.
Cómo hacer un mándala No cualquier imagen puede ser un mándala. Es verdad que las formas y colores poseen energía curativa siempre, pero una foto o una pintura no son igual de poderosos que los mándalas. Sin duda pueden hablar a nuestra alma y despertar sentimientos que creíamos enterrados para siempre, pero los mándalas son más efectivos para el trabajo de meditación porque su diseño circular los vincula con la energía de, justamente, el círculo. Que es la única forma perfecta, y que representa a su vez la perfección del Universo. Existen muchos mándalas famosos. Los templos budistas suelen contener varios de ellos, diseñados por los monjes. En Internet pueden conseguirse cientos de imágenes de mándalas. Pero no existe mándala más poderoso que el que realizamos nosotros mismos. Y toda persona puede hacer un mándala. No es para nada complicado, y tampoco importa qué técnica utilicemos para pintar los man dalas. La clave está en dejar de lado las convenciones y demandas de la mente consciente, dejándonos guiar únicamente por la intuición. Es difícil, para quien no está acostumbrado al trabajo artístico, dejarse guiar por los sentidos. Ayuda mucho entonces realizar algún ejercicio de relajación e incluso dejar la mente en blanco (ver ejercicios en capítulo III). 1) Nos sentamos frente a una hoja de papel, recortada en forma circular, y colocamos lápices al alcance de la mano. 2) Fijando la mirada en la hoja en blanco, nos volvemos conscientes de nuestra respiración, sin modificarla aún. 3) Reducimos nuestro ritmo respiratorio, lentamente. 4) Nos concentramos en el blanco de la hoja. Tomamos un lápiz, sin pensarlo demasiado, dejando que nuestro instinto elija el color. 5) Empezamos a pintar, sin racionalizar ni analizar. Cambiamos el color cuando lo deseamos, cuando sentimos el impulso, sin importarnos nada más que seguir nuestro instinto. 6) Nos detenemos cuando el instinto nos indica que hemos terminado. 7) Analizamos las formas del mándala según la guía que las describe mas adelante.