El Amor a los otros, la Multidimensionalidad y la Ascensión
Si pudiéramos tener consciencia de la cantidad de veces que hemos amado y hemos tenido que dejar ya sea por abandonos, muertes o cualquiera de las circunstancias en que los amores de la Tierra (de 3 y 4D) se dejan unos a otros, tendríamos más certeza sobre cuál es el rol que nos está tocando actuar en este momento, en esta circunstancia.
Cuando despertamos al Espíritu podemos recuperar multidimensionalmente la frecuencia del amor que sentimos en determinado momento de la historia de nuestra alma con una intensidad por nosotros insospechada.
Esta experiencia es muy fuerte. Se puede dar entre seres que se han amado en otros espacio-tiempo o entre almas gemelas. Quien la vivencie debe permanecer en equilibrio dentro de la alineación del ego, pues el ser inferior trata de ver en esa persona, la posibilidad inconsciente de revivir ese amor, cuya posibilidad sea tal vez del todo incierta.
Amar es liberar, y dejar al otro SER en todo su potencial, permitiéndome reconocerlo como el ser magnífico que es, teniendo las experiencias que yo también -en mi aquí y en mi ahora- estoy teniendo, valorando el hecho de saber que lo puedo amar y que puedo aceptar que sea un ser independiente de mí, sin mimetizarme con él y sin perder mi propia identidad. Comprendiendo que somos espíritus teniendo una experiencia humana.
Amar desde el alma, es manifestar libertad. No es poseer. Amar es vibrar en la frecuencia del otro, saber que existe, que puedo recuperar multidimensionalmente los momentos de esa vibración de amor y seguir en mi presente con toda la plenitud de la existencia compartida en unicidad con la Fuente Divina Dios, donde todos Somos Uno.
En algún momento del devenir de nuestra alma, si es que lo hemos pactado así para aprender, nos es concedido el poder amar a otro ser, como pareja en el aquí y el ahora con el propósito de compartir experiencias en este espacio-tiempo. Sin embargo nuestro ser inferior muchas veces busca más que eso: busca limitar y desea establecer como territorio el cuerpo, el alma y hasta el espíritu del objeto deseado.
Debería preguntarme ¿por qué deseo poseer?¿por qué deseo que sea para mí? Ese sentimiento proviene del ser inferior, no de mi Yo, de mi Ser Superior.
Nadie que se nos acerca en esta encarnación (la última en 3D en el planeta Tierra) y de alguna forma "toca" nuestras vidas, es un ser "poco" significativo. Nada está ocurriendo actualmente en nuestras vidas por casualidad, y aún hasta los más escépticos lo están constatando. Nada es "sin importancia", nada es "por casualidad", nada es "una simple coincidencia": hasta el más mínimo hecho toma una relevancia magnífica en función del Espíritu, siempre y cuando uno quiera ver. Esa es una de las condiciones: vencer el miedo a ver y darse permiso para ser. Así podremos vivenciar tal vez que un encuentro ocasional, se convierta en una oportunidad de nutrir nuestro espíritu en el Amor del Uno, en el Amor de Dios.
Cada uno de nosotros escribe hoy una hoja del Libro de la Vida de su Alma, es mi libre albedrío detenerme en ella o avanzar. Elegimos momento a momento. Puedo elegir recuperar mis grandes momentos multidimensionales de amor para atraer su vibración al aquí y al ahora o detenerme en los pequeños momentos de amores basados en el ego que las ilusiones de la tercera dimensión y el karma me atraen exclusivamente para que tenga los aprendizajes que necesito. Por eso es que traen consigo dolor, si no, el dolor no existiría porque comprendería las diferencias individuales, los distintos niveles de evolución que me separan del otro, o bien aceptaría que el otro ha elegido tener otros aprendizajes que difieren de mis propias elecciones.
Constantemente elegimos. Cuando mis elecciones se basan en el Espíritu en detrimento del ego, me aproximo cada día más al Cristo.
El también eligió durante su noche oscura del alma en el huerto de Getsemaní, cuando en la certeza de su visión preclara, en cuanto al destino que le esperaba, su ser inferior clamó a Dios: "Padre mío, si es posible, aparta de mí este cáliz, mas no se haga mi voluntad sino la tuya". Ese renunciamiento del ego inferior ante el dolor próximo, le ganó ser hoy Jesús Sananda, el Cristo Cósmico, el que viene a guiarnos para llevar a cada uno, en la medida de su nivel evolutivo, a la Luz de Todo lo que Es.
Él dijo: "Ama a los otros tal como a ti mismo". Palabras conocidas pero muchas menos veces cumplidas. Nos es mucho más fácil amar a otros que a nosotros mismos, decimos. Damos de lo que no tenemos ¿es eso posible desde la 3D? "Como es arriba, es abajo" dice la Ley Hermética de Correspondencia. Si no es posible dar lo que no se tiene en el plano 3D, tampoco lo es en el plano del Espíritu. Si lo creemos nos estamos mintiendo.
Cuando comienzo a amarme a mí mismo, recupero la libertad del Espíritu porque me libero de las cadenas con las que yo mismo me até o con las que permití que otros me ataran. Cuando lo logro, amo tanto ese estado que no deseo que ningún otro ser viva esclavizado en función del ego inferior, por lo tanto, no busco poseer ni dominar al otro.
Que el Espíritu nos permita manifestar el amor del Cristo en este plano.
Que el Espíritu nos guíe siempre.
Brinda Mair
A mis compañeros de viaje,
Dictado de mi Alma:
Conozco tu alma
Te conozco desde siempre
Hemos compartido hermosos momentos como éste y momentos de dolor en el aprendizaje compartido en distintos cuerpos en este bello planeta
Pero como sé que nuestras almas volverán a encontrarse en el maravilloso escenario de la multidimensionalidad del Espíritu, cuando llegue el momento, tal como hoy, volveremos a reconocernos.
No importará ya que el velo de la ilusión se cierna sobre nosotros y confunda nuestros sentidos.
Sabremos ver nuestra esencia divina y abrazar nuestras almas en un abrazo de luz
Brinda Mair
martes, 17 de junio de 2008
Publicado por Andrea Mucci en 14:52